Hablar de salud mental sigue siendo un reto en muchos espacios laborales, sociales y familiares.
El suicidio, una de las principales causas de muerte en jóvenes y adultos a nivel mundial, aún está rodeado de mitos y estigmas que dificultan su prevención.
Pero algo es claro: hablar del tema de manera abierta y empática puede salvar vidas.
La prevención comienza con escuchar
Muchas personas que atraviesan pensamientos de desesperanza o ideación suicida no buscan ayuda por miedo a: Ser juzgadas, sentirse incomprendidas, que sus emociones sean minimizadas.
? Crear espacios de confianza, en especial en el trabajo, puede marcar una gran diferencia.
Las empresas tienen la oportunidad de construir una cultura de apoyo, donde hablar de bienestar emocional sea tan normal como hablar de cualquier otro tema de salud.
Escuchar no significa tener todas las respuestas.
Significa brindar: Tiempo, Atención, Comprensión genuina.
Un simple:
- “Estoy aquí para ti”
- “Cuéntame cómo te sientes”
… puede ser el primer paso para que alguien busque ayuda profesional.
Romper el silencio
Hablar de suicidio no provoca que alguien lo intente. Al contrario:
- Da alivio.
- Rompe el aislamiento.
- Reduce la vergüenza de pedir ayuda.
Cuando normalizamos estas conversaciones, quienes atraviesan momentos difíciles saben que no están solas.
Como sociedad, como familias y como empresas, podemos aportar con acciones sencillas:
- Escuchar sin juzgar.
- Preguntar cómo está alguien, con interés real.
- Compartir información sobre líneas de apoyo y servicios psicológicos.
Recordemos
La salud mental es parte del bienestar integral.
Prevenir el suicidio empieza con algo tan humano y poderoso como: Hablar y escuchar.